Tejer el metal
El arte milenario de la filigrana
Filigrana (filum, hilo / granum, grano de metal)
Técnica ancestral de orfebrería en la que finísimos hilos de metal (oro o plata) se entretejen dibujando patrones ornamentales unidos únicamente con soldadura para crear piezas ligeras y de gran belleza.
Las primeras piezas, halladas en Mesopotamia, datan del año 3000 a.C., desde entonces distintas civilizaciones han empleado esta técnica para adornar objetos de uso común. No fue hasta el imperio romano que la filigrana se empleó con profusión en la fabricación de joyas, con su llegada a la penísula la técnica de la filigrana se popularizó favorecida por las explotaciones mineras de oro en el norte de Portugal y España. Miles de años después, la invasión de los pueblos árabes trajo nuevos patrones que se integraron en la imaginería popular dotando a la filigrana peninsular de una singularidad propia.
Filigrana
charra
charra
De orígenes antiquísimos, la filigrana charra* está íntimamente ligada al folclore, la iglesia y la universidad salmantina. Transmitida de forma artesanal durante generaciones, es a partir del s.XV, con la creación de su cofradía por el gremio de plateros y el asentamiento de una identidad propia, cuando la cultura charra experimenta un gran reconocimiento y el incremento de oficios artesanos que elaboraban los ornamentos tradicionales con la técnica de la filigrana.
* Charro/a: gentilicio coloquial de los nacidos en la provincia de Salamanca. En origen designaba a los aldeanos que conducían el ganado a caballo.
El botón
charro
charro
Si hay una joya que representa a Salamanca, ésta es sin duda el emblemático botón charro. De forma esférica y cóncava, está elaborado por cientos de hilos torsionados y bolas de plata de distintos tamaños que se colocan milimétricamente alrededor de una bola central. Tradicionalmente el botón charro contenía ocho bolas concéntricas como representación de las comarcas que protegían a la ciudad de Salamanca. En la actualidad se sigue considerando un símbolo que protege a quien lo lleva.
Aunque su origen está rodeado de teorías y leyendas, su simbolismo está íntimamente relacionado con la imaginería salmantina como pieza ornamental e imprescindible de los trajes charros y de las capas típicas de la época medieval.
Influencia lusa
La riqueza filigranista de los pueblos de la raya hispanolusa generó una enriquecedora sinergia cultural a ambos lados. Ciudad Rodrigo, emplazada a escasos 25 km de la frontera, se convirtió en puerta de entrada de la filigrana del norte de Portugal gracias a la cual se perfeccionó la técnica creando exquisitas piezas de joyería charra, también conocida como artesanía de fronteras.
La frontera castellana vivió a principios del s.XX una creciente llegada de ourives procedentes del norte de Portugal quienes como Jaime L. Cruz -fundador de la marca- establecieron aquí sus talleres.